El objetivo internacional de limitar el calentamiento global a máximo 2 grados centígrados, ha implicado cambios en los modelos energético, económico y tecnológico orientados a reducir la emisión de CO2 y así alcanzar esta meta.
Durante décadas, el petróleo fue detonador del desarrollo económico mundial, pero también el causante del calentamiento del planeta debido a la cantidad de CO2 que se libera durante el proceso de combustión.
Frente a este escenario, los países firmantes del Acuerdo de París, así como las industrias eléctrica, de la aviación y construcción, entre otros grandes consumidores de energéticos, convergen en acciones de descarbonización, es decir, en esfuerzos para reducir la emisión de estos gases contaminantes.
La descarbonización, en línea con la transición energética, tiene el objetivo de reducir al máximo el carbono durante la producción de energía, así como en los procesos de las grandes industrias.
Ciudades y corporativos también actúan conforme a este interés ambiental, que es llegar al 2050 con cero emisiones.
El desarrollo tecnológico tiene un papel fundamental en los objetivos de descarbonización cuya base es la energía renovable. Sólo con innovación se logran procesos productivos más limpios a costos competitivos.
Este cambio de paradigma con respecto a la producción de energéticos para mitigar el calentamiento global cambió la estructura del funcionamiento de industrias, negocios, fuentes de financiamiento, hábitos de consumo y también el diseño de políticas públicas. Todo en beneficio del planeta.